“La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que suele padecerse en brotes. Cursa con: enrojecimiento, edema, exudación, formación de vesículas y posteriormente costras, descamación y prurito”.
“El picor y la recurrencia de las lesiones son claves para su diagnóstico”
¿Causas?
La dermatitis atópica es la expresión cutánea de la ATOPIA, entendida como una hipersensibilidad inespecífica y constitucional, que se caracteriza clínicamente por la existencia de: asma, rinoconjuntivitis y dermatitis, aunque en realidad sus manifestaciones suelen ser muy variadas.
Su origen está vinculado a mecanismos inmunológicos, aunque en su aparición también están relacionados otros factores: genéticos, ambientales, existencia de aeroalergenos, microorganismos, infecciones, dieta, estrés emocional, tejidos irritantes… que podrían actuar como estímulos desencadenantes y/o agravantes.
Epidemiología. Afecta a entre el 5% y el 15% de la población general, un porcentaje que puede llegar al 30% cuando se trata de niños, y los expertos prevén que el número de afectados siga creciendo. De hecho, en los últimos 30 años su incidencia se ha triplicado en España.
Incidencia en la infancia
Esta enfermedad tiene una especial repercusión en las consultas de Pediatría, en las que llega a suponer hasta el 5% de las visitas. La mayor parte de los casos se consiguen diagnosticar antes de que el pequeño cumpla el primer año de vida; de hecho, hasta en un 85% de los pacientes la enfermedad debuta antes de alcanzar los cinco años de edad.
¿Cuál es su presentación clínica?
Varía con la edad, siendo el prurito el síntoma predominante que puede dar lugar a lesiones secundarias debido al rascado.
En los recién nacidos aparecen placas inflamatorias y con supuración o placas con descamación situadas en la cara, cuello, superficies de extensión y en la ingle.
En el lactante suele comenzar entre el 4°-6° mes de vida aunque también es frecuente su desaparición espontánea entre los 3 y los 5 años de edad.
En los niños mayores la dermatitis aparece entre los 3 y los 6 años de edad.
En los adultos puede presentarse como un cuadro eccematoso de aparición alrededor de los 20 años, o bien ser una continuación de una dermatitis iniciada en la infancia.
Consejos y tratamiento.
La clave de un tratamiento eficaz está en evitar las infecciones y limitar el prurito. A continuación se detallan algunos consejos:
- Evitar la temperatura ambiental elevada, el uso de ropas de abrigo excesivas y la baja humedad ambiental.
- Evitar el contacto directo con lana, tejidos sintéticos, plásticos, gomas…
- La exposición solar moderada suele resultar beneficiosa.
- No se recomienda la utilización vía tópica de perfumes, antihistamínicos, neomicina y sulfamida.
- Higiene y dermocosmética adecuada: El baño es preferible a la ducha, durante aprox. 20 minutos utilizando algún syndet rico en componentes grasos, con tensioactivos extremadamente suaves y pH ligeramente ácido. PANAKOS SYNDET EMOLIENTE PIEL ATOPICA, para la higiene diaria, ofrece un cuidado extranutritivo y evita la deslipidación cutánea. Con tensioactivos extremadamente suaves y elevada tolerancia. pH ligeramente ácido y rico en aceites nutritivos.
- Usar una toalla de tacto suave que no irrite la piel y sin frotar.
- Inmediatamente después del baño, aplicar una crema emoliente, siendo especialmente recomendadas las que contienen ácidos grasos insaturados como el aceite de onagra, y agentes relipidizantes como la manteca de karite o colesterol, que restaura la barrera cutánea. Además es preferible que se acompañen de agentes calmantes, antiírritantes y antipruriginosos, como el polidocanol, camomila o glicirretínico, que proporcionan alivio y bienestar tras su aplicación. PANAKOS EMULSION CALMANTE PIEL ATOPICA, crema destinada a aportar hidratación y emoliencia al mismo tiempo que ejerce una acción calmante que ayuda a paliar los molestos picores. y/o PANAKOS EMULSION CUIDADO INTENSIVO PIEL ATOPICA para uso en brotes.
En cuanto a medicamentos destinados al tratamiento de la Dermatitis Atópica, siempre bajo prescripción médica, suelen recomendarse los antihistamínicos por vía oral, para tratar el prurito y corticoides tópicos para el tratamiento sintomático. En caso de brote también se recomiendan inmunosupresores vía tópica, pero es importante extremar la protección contra la radiación ultravioleta. La utilización de corticoesteroides sistémicos en ciclos cortos se reserva en casos agudos o de gran extensión corporal. En casos de infección cutánea sobreañadida se usan antibióticos de forma sistémica